están todos salpicados.. ¿han devuelto lo robado (presuntamente)? ¿Hay alguno en la cárcel? Hablamos (presuntamente) de miles de millones de Euros de dinero público.
no, claro: la cárcel está para el que roba una barra de pan, o para el que es acusado (falsamente) por una mujer..
disfruten lo votado..
El ‘caso Pujol’ es el ‘caso Mas’
Las
explicaciones que Pujol dará en el Parlament y Montoro en el Parlamento
han de ser el principio de un proceso profundo de limpieza política en
Cataluña. El escándalo salpica no sólo al ex-president sino al actual,
Artur Mas, cuyo padre es el fiduciario de los negocios de los Pujol.
Igualmente, la oposición está bajo sospecha: desde la Faes de Aznar
hasta el PSC.
El Parlament escuchará las explicaciones del expresident catalán, Jordi
Pujol, previsiblemente el próximo 2 de septiembre. Antes de esa fecha,
el Parlamento oirá las del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro,
sobre si los Pujol se acogieron a la amnistía fiscal. Con esas
comparecencias se pretende acotar el recorrido político de un escándalo
que debiera tener en esas citas el principio de una profunda revisión
política y no un final. El lodazal político de los Pujol salpica al
Estado, a la Generalitat y a toda la política catalana por ese orden.
El papel del Estado Central
Jordi Pujol ha confesado haber defraudado a Hacienda durante 34 años. Es
sencillamente inverosímil que lo que la Agencia Tributaria denomina
como “signos externos de riqueza” puedan haber pasado inadvertidos a los
inspectores del fisco durante más de tres décadas. La UDEF (Unidad de
Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía) cita cuentas en Andorra,
Suiza y Lienchtenstein del patriarca de los Pujol con hasta 5 millones
de euros en efectivo y detalla los coches de su hijo: Jaguar E Type
Roadster, Ferrari F-40, Lotus Elan SE, Mercedes Benz 230 Pagoda, Porsche
356 Super 90 y Porsche 911.
Hacienda debiera explicar cuál de las dos alternativas enfrenta: si
ha pecado de incompetencia durante tres décadas o si, por el contrario,
ha mirado para otro lado desde 1980
Resulta imposible creer que la inspección de Hacienda de los gobiernos
de Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y
ahora Mariano Rajoy no hubiera detectado las irregularidades fiscales de
la familia hasta ahora. La avalancha de evidencias es de tal calibre y
las denuncias políticas tan antiguas (la de Pasqual Maragall del 3% data
de 2005) que Hacienda debiera explicar cuál de las dos alternativas
enfrenta: si ha pecado de incompetencia durante 30 años o si, por el
contrario, ha mirado para otro lado desde 1980, es decir, si ha
permitido el delito a cambio de que Pujol colaborara en lo que en su día
se bautizó como “estabilidad de España”.
La complicidad de Artur Mas
La ciénaga salpica a las instituciones del Estado en Madrid. Pero las
explicaciones políticas más claras no debieran escucharse en el
Parlamento sino en el Parlament, porque el ‘caso Pujol’ parece ser, en
realidad, el ‘caso Mas’. El President debe aclarar qué sabía, desde
cuándo y cuál ha sido su participación en un fraude a Cataluña y a
España. Sólo si despeja las dudas que ha señalado ya la UDEF seguirá en
disposición de seguir gobernando.
Los informes de la Policía que obran en manos del juez Ruz sugieren la
complicidad de Artur Mas ya que acreditan que su padre, Artur Mas
Barnet, ha sido durante décadas el fiduciario de Jordi Pujol. Según los
informes policiales, “las cuentas del padre de Artur Mas encontradas en
Liechtenstein, en realidad, pertenecen a la familia Pujol, toda vez que
era quien llevaba las gestiones como fiduciario en dicho país”. La UDEF
concluye: “el padre de Artur Mas tenía depositado en la Unión de Bancos
Suizos la cifra de 2.300.000€ aproximadamente, sin poder justificar el
origen de dicho efectivo, ni declarar actividad lucrativa alguna salvo
la de realizar gestiones esporádicas para Jordi Pujol”.
Artur Mas debe explicar si conocía o no los negocios de sus padres
biológico y político y afrontar responsabilidades políticas
La colaboración del padre del President de la Generalitat en los
presuntos negocios de los Pujol durante tanto tiempo hacen impensable
creer que Artur Mas, hijo biológico del fiduciario de la trama e hijo
político de Jordi Pujol no supiera nada. Mas debe a los catalanes tantas
explicaciones parlamentarias como las que debe dar Pujol. Mas es quien
ha gestionado la crisis del escándalo –según reveló él mismo—y quien ha
mantenido, al menos, dos reuniones con Pujol para tratar la situación.
Es también quien envió al responsable jurídico de Convergència, Francesc
Xàvier Sánchez, para convencerle de que comparezca y articular esa
cita. Pero Artur Mas no ha dado más explicaciones que una rueda de
prensa hace 23 días sin responder a su implicación personal.
Las dudas no salpican sólo a su persona sino también al resto de su
gobierno. En concreto, la institución catalana tiene a otros dos hombres
bajo sospecha:
Ramón Espadaler, actual conseller de Interior, ex responsable de
Medio Ambiente y quien –según la UDEF—“concede la autorización ambiental
para una planta de residuos previamente negociada con Jordi Pujol
Ferrusola”.
Y Felip Puig, actual responsable de Empresa y Ocupación cuyo
hermano, Jordi Puig, es citado en multitud de e-mails desde 2001 como
recaudador de comisiones y mediador en las operaciones presuntamente
ilegales.
Artur Mas debe explicar si conocía o no los negocios de sus padres
biológico y político y debe afrontar responsabilidades políticas tanto
si ignoraba que sus consellers son presuntos delincuentes como si lo
sabía y lo ha consentido.
El lodazal político de Cataluña
En cualquier democracia sana, las exigencias de responsabilidades
políticas habrían estallado ya y las dimisiones se contarían ya por
decenas. Pero la catalana no parece serlo porque no sólo está salpicado
el gobierno sino que también es turbio el papel de la oposición.
El PSC y su tripartito con ERC e IC parece haber pecado de los mismos
vicios. Sólo así se explica su silencio incluso cuando Maragall denunció
en 2005 el problema del 3%.
Pero también el PP parece sucio allí. Alicia Sánchez-Camacho ha pedido
una comisión de investigación. Si se conforma, debiera aclarar si –como
denuncia la UDEF—la Fundación Faes de José María Aznar “obtuvo una
comisión de más de 1,8 millones de euros por las obras del Petit Palau”
de manos de Lluis Prenafeta. La Policía sugiere que la oposición está
tan sucia como el gobierno.
El repaso de acusaciones convierte la política catalana en una ciénaga
en la que absolutamente todos sin excepción están salpicados. Por ese
motivo, una explicación de Hacienda o unas palabras de Pujol no debieran
ser el punto y final en la página política de este escándalo sino que
debieran ser sólo el principio si, de verdad, se quiere limpiar y
regenerar la gestión de lo público. Lo demás, son farsas.
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