luego, inexplicablemente, ocurren desgracias.. curioso.. muy curioso.. 600 metros de caída..
The Objective - Pandemia digital - Marcela Sarmiento
19.09.2014 – Y yo que pensaba que
sólo dos a punto de dar el “sí”, eran los únicos capaces de cualquier
cosa por ser fotografiados para la posteridad en las más intrépidas
poses. Durante un salto en paracaídas, colgando de alguna montaña, al
pie de un cráter e incluso nadando con los tiburones en un tanque de
agua. Algunas confieso que son instantáneas divertidas otras sin duda
sobrepasan los límites de la cursilería matrimonial. En ambos casos los
novios se encargan de que el planeta se entere de la original ceremonia
como símbolo de buena suerte.
Lo veo simplemente como adultos
locos de amor o no, conscientes o no, de sus actos pero al fin y al cabo
libres de tomar sus decisiones. Hasta ahí todo bien porque si algo
falla en el peligroso intento, pues allá ellos. Pero esta imagen es como
para no creer de lo absurda que resulta. Es más, si hubiera sido yo
quien se encuentra con semejante escena, es muy posible que del susto me
hubiera dado mareo y por consiguiente sería la víctima mortal de un
paseo con triste final.
Mis niveles de adrenalina no son
precisamente lo más elevados y entiendo que quienes los tienen, les
encanta dejar constancia de sus actos heroicos. Y si no es así, entonces
¿para qué esta fotografía?. Quizás por mi poca actitud temeraria me
resulta una verdadera locura que una familia ponga en riesgo la vida de
uno de sus miembros que afortunadamente apenas gatea. ¿Qué tal que la
criatura fuera capaz de ponerse en pie?
Para empezar hay que
reconocer que el paisaje es precioso. Luego las fotos con el infinito a
nuestras espaldas siempre serán las más aplaudidas del álbum. Pero
resumo la historia. Noruega. Mirador excepcional. Sol. Día perfecto.
Tres irresponsables. Otro que mira de lejos. Un precipicio. Un click. Un
tierno bebé. Trofeo en forma de foto. Ponerla en el perfil de cada uno
en las redes sociales.
A menos que sea un concurso de una
revista para padres sin cordura que premia la foto más peligrosa de la
historia, esto no tendría algún sentido. ¿Pero hasta dónde estamos
dispuestos a llegar por un captar un recuerdo con nuestras cámaras?
Parece que sin foto, los momentos no existieron. El momento real toma
sentido cuando lo convertimos en virtual. Es inaudito poner a posar a un
bebé al filo de 600 metros de altura. La desesperación por querer ser
reconocidos en las redes con imágenes “únicas e irrepetibles” está
creando un fenómeno que lejos de narcisista pasa a convertirse en una
seria pandemia digital.
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