Punto de Fisión » Gracias por el ébola
De los productores de “No subiremos más la luz” y del director de “No
inyectaremos dinero público en los bancos”, llega ahora el éxito del
año: “Todo está controlado”, el primer documental en tiempo real sobre
el ébola en Europa. No fue nada fácil, hubo que fletar dos aviones a
precio de oro para traer sendos moribundos de Ebolandia al centro de la
capital de España, desoír las voces discordantes de los cenizos y montar
un rocambolesco happening a base de chubasqueros y guantes de fregar,
pero finalmente Mariano lo ha conseguido, el estreno que todo el mundo
estaba esperando. “El ébola salta una nueva barrera” anunció en primera
plana la BBC para dar la primicia de este nuevo récord mundial: la Marca
España. Faltaba sólo una foto de Mariano sellándole el pasaporte al
bicho.
Dice mi amigo Miguel Rubio Kallmeyer que como no han podido traernos
Eurovegas, al final el PP nos ha traído el ébola: el caso era regalarnos
una plaga. A un gobierno medieval no le corresponde menos que una
epidemia. Sería injusto no señalar que la importación de este novedoso
virus ha sido posible gracias a la colaboración inestimable de la Orden
de San Juan de Dios, tan cristianos ellos, aunque el grueso del trabajo
ha recaído en el ministerio de Sanidad, al frente del cual destaca una
mujer predestinada al apocalipsis desde el apellido: Ana Mato. La cual
dio anoche una rueda de prensa histórica, probablemente la primera
ofrecida por una ministra florero, ya que, para lo que dijo, bien podían
haber dejado hablar a una máquina de tabaco: “Su contagio, gracias”.
Fue lo que se conoce como una rueda de prensa socrática: sólo sé que no
sé nada. Y ni siquiera eso. La ministra podía haber explicado la
infección por ébola del mismo modo que aquel alcalde de Lepe que se
llevó a un enfermo terminal de sida a la plaza del pueblo, le rajó una
mano, se rajó él la suya, mezcló ambas sangres y pidió calma ante los
gritos de los vecinos: “Tranquilos, que ya me he puesto un condón”. Les
puede parecer un chiste pero lean esta carta abierta de un enfermero de
la UCI de La Paz y entenderán lo seria que es la coña.
Cuando le preguntaron si pensaba dimitir, Ana Mato dijo: “Pasapalabra”. Y
en efecto, señaló al señor que tenía al lado. Uno de los mejores
momentos de su monólogo fue cuando admitió que incluso ignora cómo se
infectó la enfermera; quizá fue la Virgen, quizá la mala suerte, quizá
un catarro mal curado, a lo mejor también pudo ocurrir que el contacto
directo con el cadáver del misionero repatriado pudiera tener algo que
ver en el asunto. Sí, lo mismo ha sido eso, creo recordar que, según
numerosas denuncias, enviaron a un montón de gente sin experiencia y sin
formación adecuada a tratar de tú a tú con el virus más chungo del que
se tiene noticia. Habrá que investigar, aunque no estará de más recordar
que a esta señora se le pasó por alto que un deportivo le estaba
creciendo en el garage, como para notar un ganglio. En fin, que no se
descarta que haya sido ETA.
Hay que repetirlo por si alguien todavía no se ha enterado, que la gente
es dura de oído y no entiende los desvelos del gobierno: no ha sido
nada fácil traer el ébola a Europa. En efecto, se trataba de vulnerar un
montón de protocolos de seguridad en una emergencia de máximo nivel,
pero para algo somos el país que inventó el botijo, la fregona y a Pepe
Gotera y Otilio. La chapuza era tan compleja que hemos necesitado dos
muertos para bordarla, un hospital desmantelado y privatizado a
conciencia y la repetición de la jugada: un verdadero lujo teniendo en
cuenta que los infectados nacionales no abundan y que además
repatriarlos con el virus en pleno rejoneo cuesta un huevo y medio. Para
los que nos quejábamos de la ley del aborto ahora el PP nos lo ha
ampliado hasta los cien años. El ébola -ya lo ha advertido Le Penn y más
de un telepredicador estadounidense- puede ser la solución definitiva a
la crisis, a la secesión de Cataluña e incluso al cambio climático, a
poco que a Ana Mato le den la iniciativa y otro par de chubasqueros.
Mira que ha estado años Aznar buscando las armas de destrucción masiva y
tenía a Mariano ahí al lado.
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