cuando no hay división de poderes (real) no hay ninguna de las ventajas que se le atribuyen a éste sistema.. luego pasa lo que pasa.. ah, no..que "la crisis vino de fuera".. claro, claro..
disfruten lo votado..
División de poderes ahora | mientrastanto.org
Eso de la división de los poderes del Estado, el invento de Montesquieu,
seguramente le dice poco a una ciudadanía asombrada por el número de
delincuentes infiltrados en los partidos "constitucionalistas" —como se
autodenominan a sí mismos, valga el pleonasmo— y en los medios
económico-políticos. Le dice poco porque además la ciudadanía tiende a
ver los cambios constitucionales necesarios en el universo electoral.
Pero la división de poderes es un invento que evita la concentración del
poder. Esto es: el Estado es un instrumento ingobernable, o casi; pero
la división de poderes debería estar ahí para impedir que su poder se
concentre en un solo sujeto; para evitar a los Franco, Hitler y demás, y
a los pequeños francos o los sinvergüenzas de plastilina.
En España no hay división de poderes. No hay verdadera división de
poderes. Ya es muy débil la separación entre el ejecutivo y el
legislativo debido a que la "moción de censura constructiva" de la
Constitución del 78 impide que el parlamento pueda ir más allá de las
palabras en el control del gobierno. Esa "moción de censura
constructiva" está ahí para impedirlo. En el actual régimen español son
los gobiernos los que controlan al parlamento y no al revés. Los
santísimos padres de la constitución querían un ejecutivo fuerte, y
eligieron ese método, invento del coronel de los servicios secretos
norteamericanos que redactó la constitución de la República Federal
Alemana —la constitución del "patriotismo constitucional" de Habermas— y
lo introdujeron en la constitución española ahora caduca, necesitada de
reparaciones urgentes para que no se vengan abajo las libertades y para
reintroducir la decencia en la vida pública.
Tampoco hay división de poderes porque no existe en el régimen actual un poder judicial independiente.
El poder judicial en España no es independiente por las siguientes razones:
1. Porque la composición de su órgano de gobierno lo determinan los
otros dos poderes, con predominio del poder ejecutivo. Tenemos así un
órgano de gobierno del poder judicial no independiente por estar
telecontrolado políticamente.
En números anteriores de mientras tanto e. se expuso la necesidad de
derivar el poder judicial directamente de la soberanía popular, de la
ciudadanía, y se propusieron varias técnicas para conseguirlo. No hay
que echarlas en saco roto porque nadie ha propuesto otras.
2. El poder judicial no es independiente ni está completo porque la
Fiscalía depende en último término del poder ejecutivo. La garantía de
su independencia será un día su integración completa en el poder
judicial, que es lo que además desean los fiscales para poder ejercer su
trabajo sin condicionamientos políticos.
3. El poder judicial no es independiente porque en España carece de
órganos como una verdadera policía judicial, autónoma respecto del poder
ejecutivo; porque carece de funcionarios de Hacienda y otros técnicos
del Estado adscritos permanentemente a su servicio, sin que puedan ser
desplazados de él por el poder ejecutivo, como ocurre desvergonzadamente
en la actualidad en varios procedimientos de trascendencia política.
4. El poder judicial no es independiente porque los otros dos poderes
del Estado le niegan los medios materiales para que pueda desarrollar
sus funciones con la debida efectividad. En los últimos días han sido
publicadas fotografías reveladoras de que la carencia de medios del
poder judicial es escandalosamente superior a cuanto habíamos podido
imaginar, que no era poco.
Que a pesar de muchas buenas prácticas y muchos sacrificios del personal
de la administración de justicia —lo que incluye a muchísimos
magistrados, secretarios, oficiales y agentes judiciales— y del
ministerio fiscal, no pueda decirse que en España hay un verdadero poder
judicial independiente —como en Francia o Gran Bretaña, para
entendernos, o siquiera como en Usa— resulta verdaderamente execrable e
intolerable. Sobre todo cuando sobre estos cuerpos funcionariales recae
la tarea de encontrar a los culpables de tanta colusión política, cuando
han de investigar y castigar a delincuentes entramados e insertos en
tres grandes partidos —ante todo el PP, el del gobierno, el PSOE y CiU—,
además de examinar su financiación irregular, y casos que pueden
afectar a destacadas personalidades políticas o institucionales.
La independencia del poder judicial es también muy importante frente al
cuarto poder. Los medios de masas crean opinión pública, pero no son
ellos precisamente la soberanía popular sino, cada vez más, la voz de
poderes extrademocráticos o incluso antidemocráticos, la voz del capital
o de los sumisos al capital. El personal del poder judicial ha de estar
protegido frente a todo eso, y parte de su protección residiría en su
independencia.
Sin la independencia jueces y magistrados, principalmente, pueden verse
en la indeseable situación de tener que convertirse en héroes, por ser
capaces de resistirse al poder para proteger a la ciudadanía, o en
mártires ignorados por ésta, linchados o decalificados mediática e
injustificablemente.
Un poder judicial verdaderamente independiente puede ser una institución
democrática, y por eso debemos defenderlo y conseguirlo. Aunque sepamos
que la defensa de la democracia exige también del soberano popular no
limitarse al empleo de medios institucionales. La ciudadanía no puede
chuparse el dedo y seguir actuando como si sus derechos y libertades
estuvieran suficientemente defendidos por funcionarios públicos.
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