Las Obras Celtíberas
Hace
tiempo comentabamos en una reunión cuales serían las características
que definian a la cultura Española. Mas o menos el consenso fue el
siguiente:
- Baja racionalidad
- Alta emotividad
- Incapacidad para planificar
- Odios y amores intensos
- Gran perseverancia
- Cierto fanatismo
- Alta sociabilidad
- Tribalismo
- Grán sentido estético
- Ego hipertrofiado
- Individualismo extremo
- Mucha envidia
- Dificultad para cumplir normas
- Inteligencia cortoplacista y de rapiña
- Valores éticos bajos
- Inmadurez en general.
La
mayoría de estas características las han estudiado nuestros sociologos y
han elaborado hipotesis bastante plausibles. El individualismo extremo y
el ego hipertrofiado provienen directamente de la cultura Celta:
originalmente inundaba lo que hoy es Galicia, Cantabria, Asturias, y las
dos Castillas. El tema de los valores éticos, según Miret Magdalena,
proviene de siglos y siglos en los que el estado se confunde con la
iglesia, por lo que las personas acaban internalizando que lo legal y lo
moral son lo mismo. Es decir: puedo hacerle la inmoralidad legal mas
grande que exista al prójimo sin sentirme culpable. Sociabilidad y la
alta emotividad: típica de los Iberos y los Fenicios que ocupaban la
periferia de la península. Los Romanos nos legaron el sentido estético.
La gran perseverancia y el tribalismo provienen de los Germanos. El
fanatismo es Arabe por los cuatro costados.
Hay
personas viviendo en Iberia desde hace 800.000 años. En un principio
fuimos Iberos, Celtas, Cartaginenses (Tunecinos) y Griegos. Luego fuimos
Romanos durante 500 años, despues Germanos durante 300 años, luego
Musulmanes (y no precisamente de la periferia, aquí había un reino
Mulsulman importante) durante 800 años, y luego como cristianos
desarrollamos una de las formas más virulentas y desagradables de
cristianismo que ha existido. Al día de hoy hemos sido Musulmanes
durante más tiempo que lo que hemos sido Cristianos.
Somos nuestra historia.
Esto
conforma una cultura muy peculiar que tiene una incidencia directa
sobre el tipo de economía que desarrollamos. La economía no es más que
otra expresión de la cultura de un lugar.
Para ilustrar
como incide esto en nuestros modos de producción se me ocurre
caracterizarlo mediante lo que hasta ahora ha sido la principal
industria en este país: la construcción. El tema está caricaturizado en
base a experiencias propias y de conocidos y viene muy bien para enteder
como la cultura es el principal factor que influye en el modo de
producción y determina en grán medida el tipo de economía que aparece.
Las Obras de Construcción Celtíberas
Primero
la obra se ofrece al cliente con unos plazos de ejecución imposibles de
cumplir y bajo el escenario de costes más optimísta posible (baja
racionalidad – alta emotividad).
Luego se comienza a
hacer la “ingeniería”, y ahi se entretienen durante una eternidad
diseñando y especificando lo que han diseñado y especificado 100.000
veces, ya que casi siempre construyen lo mismo. Se hace mucho énfasis en
que los planos tengan los logos del proyecto, que todo quede “bonito”,
se tienen reuniones para decidir el grosor de la líneas de los planos,
donde colocar los logos del cliente, de la constructora, de la
ingeniería, cual será mas grande o más pequeño, cual va arriba y cual
abajo y que todo quede bien presentado. Y más reuniones van y vienen
para decidir los acabados: que si pisos de Jatoba o de Iroko, que si
ceramica de esta o de la otra, que si pintado en beige-amanecer o
beige-atardecer. Toneladas de especificaciones y memorias descriptivas
son producidas. A las instalaciones técnicas: agua, drenajes,
calefacción, comunicaciones, no se les presta mucha atención. Mientras
tanto nadie compra un tornillo. (sentido estético).
Luego
comienza “la obra” porque sinó no la comenzaran nunca, y se dan cuenta
de que la “ingeniería” va retrasada. (incapacidad de planificar).
Se
nombra un jefe de obra civil, otro eléctrico y otro mecánico. Cada uno
va a su bola sin importarle el trabajo del otro. Se interfieren los
trabajos, cada quien quiere acabar primero y si hay retraso imputárselo
al otro. (inteligencia cortoplacista y de rapiña – valores éticos bajos –
envidia).
Se sigue construyendo “a ostia limpia”: los
civiles le tapan la tubería a los mecánicos y estos a su véz le cortan
los cables a los eléctricos. Los contratistas no saben muy bien que
hacer. Se tienen reuniones “de coordinación” todos los días donde cada
quien quiere vaciar su cubo de la basura en el patio del vecino. Luego
nadie cumple lo acordado y maricón el último. (dificultad para cumplir
normas – envidia).
Mientras tanto la cosa se va
retrasando más y más, pero nadie reconoce que la fecha de entrega no se
cumplirá ni soñando. A estas alturas “la fecha” ya se ha convertido en
un totem sagrado al que todos adoran, nadie reconoce haberse equivocado.
Se forman dos bandos: “los mios” que están con la fecha y “los otros”
que dicen que esa fecha es imposible. (ego hipertrofiado – tribalismo)
Al
cliente le van diciendo que si, que todo bien, que entregamos en fecha y
que no hay problema. Mientras tanto: en la trastienda el caos general
se va apoderando de todo. (inmadurez).
Llegado este
momento, hacer cualquier cosa o completar algo cuesta lo que no está
escrito. El personal trabaja 14 horas diarias, hacer lo que sea toma el
triple de lo pensado, todo el mundo va nervioso y a nada ya están a
gritos. Los contratistas llegan a obra y lo que tiene que estar acabado
para que ellos puedan comenzar a trabajar no lo está. En lugar de una
grúa hacen falta seis, ya que por donde tenía que entrar el
transformador de la luz ya lo han ocupado con unos lavabos y hay que
quitar medio techo para poder entrar. Poco a poco se llena aquello de
instalaciones provisionales y cosas sin acabar. (incapacidad de
planificar).
Comienzan a ponerse nerviosos, entonces
quieren a todos los contratistas en obra, pero ya. Se pretende que todos
hagan cola en la puerta a esperar a ser llamado para hacer su parte. El
“buen” servicio es que te llame a media mañana y en la tarde estés aquí
con entre 100 y 200 tíos. ¿Pero cuantos exactamente o cuantos metros de
tal y cual hay que poner ?….nada nada, detalles, mariconadas.
Pobre
del que diga que hasta que no le aclaren lo que hay que hacer y que por
lo menos le den un plano: no comienza. O que primero visitará la obra
para asegurarse de que puede comenzar a trabajar. Inmediatamente es
declarado “el enemigo”:
- “O sea: que nosotros no sabemos llevar obras y tu si ¿ no ?”.
- “Si YO te he dicho que lo tuyo está acabado y puedes comenzar a trabajar es que está acabado…¿ es que no te fías de mi? ”
- “Aquí el que lleva la obra soy YO, y si te digo que comienzes a trabajar tienes que comenzar”
- “Es que faltan los cimientos, claro y sin cimientos, estructura, paredes y techos no puedo comenzar con el aire acondicionado”
- “Mira, aquí el que lleva la obra soy YO, y si YO te digo que comienzes: comienzas !vale!”
Comienza
la cruzada: que si no te vamos a contratar más obras, que si cliente
importante, que si los avales, etc,etc. (ego hipertrofiado – odios y
amores intensos ).
Los responsables del desaguisado
interpretan la situación no como un caos desplanificado, sinó como una
epopeya mítica, donde ellos convertidos en cruzados se enfrentan a las
fuerzas del mal. Y así, enfundados en sus brillantes armaduras y con sus
espadas mágicas, vencen todas las dificultades no-importa-a-que-precio ,
en una gesta heroica digna de los poemas de Homero. Concluyen que lo
que hace falta es mas esfuerzo y mas ostias. Eso de la planificación es
de mariquitas. Es más o menos como ver a Millan Astray construyendo.
(alta perseverancia – ego hipertrofiado – baja racionalidad)
Al
grito de “muera la inteligencia”, a golpe de teléfono móvil,
“compromisos personales” y “te doy mi palabra”; todas las fuerzas del
bien se movilizan, al coste que sea, como sea, donde sea, y cuando sea
para acabar la obra: como sea. (baja racionalidad – alta sociabilidad)
Entonces
viene la etapa de “aguantar como un macho”. Nadie acepta ninguna excusa
de nada, se sigue insistiendo en fechas de entrega sin tener ni los
cimientos hechos. Se supone que cualquier trabajo se hace en 10 minutos o
con más precisión: en un momento. El de los ascensores está en la calle
con cinco camiones llenos de ascensores, no tiene donde aparcar ni
descargar y todavía están encofrando el tercer piso, pero a el le
dijeron que tenía que estar aquí hoy sin excusa. Pobre de el, si se le
ocurre intentar cobrar el viaje perdido y el tiempo de su gente. Mañana
viene el de las ventanas a lo mismo. (Ego hipertrofiado – incapacidad de
planificar)
Mientras tanto la diarrea de dinero y los sobrecostes se van acumulando. Nadie quiere saber nada del asunto. (irracionalidad)
Lo
importante es no hacer mucho ruido, no mencionar semejante caos,
simular que se colabora y asumir los extracostes para que seamos de la
tribu, y nos tengan en cuenta para la siguiente obra….que será mas de lo
mismo. (alta sociabilidad)
Nadie parece entender que la siguiente obra se la darán al más barato y punto (baja racionalidad).
Al
final la obra se acaba ocho meses despues de la fecha prometida y con
un 30% de sobrecostes. Luego de dos años de estar construyendo,
extrañamente, y a dos semanas antes de la fecha de entrega: meten a
trabajar a 1000 personas en tres turnos, “….es que no llegamos”.
(incapacidad de planificar – mentalidad cortoplacista)
Una
vez acabada la obra se despide a casi todo el personal, de forma que el
conocimiento acumulado se pierda. (mentalidad cortoplacista)
Luego
se estan dos años toreando las quejas de los propietarios y reparando
cuando ya no queda más remedio: que si goteras, que si se inundó el
parking, que si se hundio tal pavimento, que si humedades, racholas que
se caen, cloacas que se tapan, cuadros eléctricos que saltan, ascensores
que se quedan atorados, etc.
Y todos a ver cuando viene la siguiente obra (cortoplacismo).
Al
final nadie gana lo suficiente. Algunos: “lo comido por lo servido”, o
“me ha servido para sacarme un sueldo”, o “he perdido dinero” o
“pliego…nunca más”. Los más exitosos han ganado un 20% de margen bruto
que se traduce en un 2 % de beneficios despues de impuestos y gastos
financieros. Los únicos que ganan dinero son los aristocráticos
promotores que han especulado con el suelo, sus socios políticos que se
han llenado los bolsillos y los bancos con las hipotecas y las polizas
de crédito de todos los actores de esta tragedia. Increiblemente todos
concluyen en que lo que les hace falta es mano de obra más barata para
ser competitivos. (Ego hipertrofiado – no admite sus errores).
Luego, con el tiempo, el gobierno les tiene que dar obritas en ayuntamientos para que tengan algo de comer.
Ni les cuento como acaba la cosa el día de la jubilación.
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