20121016

Imputado el consejero delegado de un banco de inversión por estafa


Imputado el consejero delegado de un banco de inversión por estafa | Cataluña | EL PAÍS


Un juez de Barcelona ha imputado al consejero delegado y a un asesor financiero de Banco Inversis, firma especializada en productos de inversión, por estafar a un cliente. El asesor proporcionó al cliente información "engañosa" sobre un producto de alta complejidad y le ocultó, además, que corría el riesgo de perder parte del capital. Los beneficios de la inversión —de unos 90.000 euros— estaban en función de la evolución de la bolsa. El juez afea a los responsables del banco que no explicaran al hombre lo que todo el mundo sabía: que en julio de 2008, cuando se hizo la inversión, era "prácticamente imposible que la bolsa fuera a subir".

Inversis Banco, por su parte, ha anunciado que pedirá el archivo de la causa abierta por el juez. La entidad ha defendido que actuó en todo momento de forma correcta, proporcionando al cliente "toda la información necesaria y exigida por la ley en relación al producto de inversión que el querellantes estaba adquiriendo", según ha asegurado en un comunicado.

El cliente se dio cuenta en 2011 de que nada de lo que le había dicho el asesor tres años antes era verdad
En un auto contundente en el que da por cerrada la investigación del caso, el titular del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, considera que existen indicios de que el consejero delegado, Fernando Herrero, y el asesor financiero Jaime Garciapons cometieron un delito de estafa por omisión. La historia arranca en 2008. El cliente poseía fondos de inversión en ING por 152.428 euros y la compañía le comunicó que, a partir de entonces, Inversis comercializaría sus productos. El hombre contactó con Garciapons, quien le recomendó invertir en productos de gran complejidad, aptos solo para personas con elevados conocimientos financieros.

En agosto de 2011, cuando vencieron los plazos, el cliente fue a la oficina a recuperar su dinero más los intereses. Pero se encontró con problemas para recuperar dos de los productos en los que había invertido un total de 90.000 euros. En un caso, le dijeron que solo podría recuperar 25.000 euros. En el otro, que le canjearían el dinero por acciones de Iberdrola. El cliente se dio cuenta entonces de que nada de lo que le había dicho el asesor tres años antes era verdad. Según consta en los correos electrónicos que adjuntó a la denuncia, Garciapons le dijo que se trataba de una "inversión a muy corto plazo que se puede cancelar en los primeros seis meses con mucha facilidad" y, para animarle a invertir, añadió que "con los precios actuales es prácticamente imposible" que las compañías perdieran dinero en bolsa, lo que acabó siendo una gran mentira.

Dos productos de riesgo

Los dos productos por los que el cliente reclama tienen nombres que asustan: "superautocancelable Iberdrola" y "autocancelable trimestral Barclays". Como indica el juez en su auto, se trata de dos productos de riesgo en los que el banco tiene todas las de ganar. Si las acciones de las dos compañías suben más de un tanto por ciento determinado, el producto queda cancelado de forma automática. La idea es evitar que, si hay una revalorización excesiva, el inversor obtenga ganancias abundantes. Existe, pues, un "techo" de beneficios para el cliente y, sin embargo, señala el auto, "no existe suelo de pérdidas para el cliente", que "puede verse privado de todo el capital invertido" en función de la evolución de la bolsa.

La información fue "defectuosa, limitada, confusa, parcial y, en definitiva, mentirosa y engañosa"
La información que se dio al cliente "induce totalmente a confusión", ya que se le dijo que se trataba de productos de "renta fija", lo cual tampoco es cierto. Esos dos modos de inversión fueron creados por Societé Generale y Morgan Stanley y, según recoge el juez Aguirre, fueron prohibidos en Estados Unidos. No era, pues, aconsejable recomendar productos creados por entidades "que habían tenido pérdidas brutales unos meses antes, como consecuencia de prácticas no éticas ni siquiera para la moral bancaria".

La información fue "defectuosa, limitada, confusa, parcial y, en definitiva, mentirosa y engañosa". El meollo de la estafa, matiza el juez, está en "aquello que se le ocultó" al cliente: que no se trataba de productos de renta fija, sino estructurados; que había posibilidad de perder la inversión y que, en las circunstancias del mercado de 2008, era prácticamente imposible que la inversión resultara beneficiosa par él. Las probabilidades eran de 1 a 10 a favor del banco, según el juez, por lo que para ganar tenía que darse algo así como una "carambola".

Aunque había muchos elementos para desaconsejar la inversión, el asesor siguió adelante con el aval de la compañía. Si no informaron de los riesgos al cliente fue, "tal vez, porque en aquellos momentos a la banca le interesaba incrementar su liquidez con capital de inversores particulares", concluye el juez, que en su extenso auto hace un somero análisis de la evolución de la crisis, desde las hipotecas subprime hasta el rescate a la banca.

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