20131002

La verdadera razón de por qué no salimos de la crisis

má de 7 millones de parados y una falta absoluta (y pasmosa) de profesionalidad.. así es muy difícil avanzar.. disfruten lo votado..


La verdadera razón de por qué no salimos de la crisis

A mi amiga María se le ha inundado la casa. La causa: una avería en la bajante del edificio. La historia, se lo aseguro, es verídica:

8,30 a.m. del sábado: una tubería estalla por sorpresa. Comienza a caer cuarto y mitad del Canal de Isabel II por el techo del salón.

8,45 a.m.: El conserje corta el agua y avisa a los vecinos pidiéndoles que se abstengan de tirar líquidos por los desagües hasta nuevo aviso. A partir de ese momento los susodichos se dedican a vaciar por el sumidero jarrones, botijos y los vasos de las dentaduras postizas de los abuelos.

8,46 a.m.: María llama a su aseguradora. No sin esfuerzo, consigue traspasar la barrera de los tres contestadores -"Si quiere contratar, marque 1; Si quiere renovar, marque 2; para dudas sobre la cobertura de su póliza, marque 3..."- Emergencias es el 5. El pasillo es ya un canal veneciano.

11,50 a.m.: Aparece el fontanero del seguro que viene de arreglar una ducha en Getafe. Por lo visto, la proporción de fontaneros que trabajan los sábados es de uno por cada seis millones de habitantes. Mira al techo que es todo él una gotera, pide que se dé el agua, observa con los brazos en jarras como se materializan las cataratas de Iguazú, determina sin inmutarse que eso es responsabilidad de la comunidad y se va como ha venido.

12,02 p.m.: Ni el conserje ni la presidenta de la comunidad saben nada del seguro del edificio. La administradora, como es sábado, no coge el teléfono. Tras una ardua labor detectivesca, María consigue el número de póliza del edificio y que le coja el teléfono una señorita extranjera que le hace deletrear "Pérez" y que le garantiza que en media hora tendrá un operario.

5,00 p.m.: Tras constatar que "media hora" es un concepto muy elástico, María, desesperada, llama a una empresa de "emergencias 24 horas". En cuanto cuelga, el fontanero del seguro da señales de vida para avisar de que se va a retrasar (ja). María le dice que, en vista de la tardanza, ha llamado a uno particular y recibe la noticia de que como ese intruso meta la mano la aseguradora no le va a cubrir los desperfectos. "Usté verá".

5, 30 p.m.: Ante el temor de quedarse sin cobertura, María despide al fontanero de urgencia que ha llegado en un pis pas. El susodicho le cobra 100 euros por el desplazamiento y se marcha agradecidísimo.

5, 45 p.m.: Aparece el fontanero del seguro que vuelve a dar el agua que de nuevo cae a manta. ¿Diagnóstico?: es un atasco y eso, el seguro no lo cubre. Recomienda llamar a un pocero de urgencias.

6, 45 p.m.: Llega el pocero, desmonta la tubería y con ella en la mano pregunta: "Oiga, señora, y la factura de esto quién la paga?". María responde que se lo tiene que facturar a la comunidad, a lo que el pocero responde que de eso nada y que o se le paga al contado "530 euros, con Iva o sin Iva, como prefieran" o no desatasca.

7,15 p.m.: Tras hacer una colecta entre la presidenta de la comunidad, el portero y ella misma, María paga, con Iva, al pocero chantajista que mete la mano por la bajante saca una pelota de pelos, jabón, restos de paella y una Nana, pide una toalla y se despide.

Después de once horas en las que la solidaridad, la productividad, la efectividad y la formalidad han brillado por su ausencia, y tras comprobar que el currante defraudador goza de buena salud, María, como otros muchos, no tiene ninguna duda de que los políticos no son los únicos culpables de lo que nos pasa. Así estamos.

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