El Gobierno paga las ‘concertinas’ con fondos de la UE para ayudar a inmigrantes
El Gobierno español va a recibir más dinero que nunca de la Unión
Europea (UE) en 2014 para todas las actuaciones de carácter humanitario y
asistencial a los inmigrantes y refugiados. En concreto, obtendrá unos
35 millones de euros, lo que representa el doble de la ayuda de 2011. De
ahí que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, no haya dado
importancia a la petición que le hizo en el debate de Presupuestos, el
13 de noviembre, el diputado de Izquierda Plural, Ricardo Sixto, de que
no gaste un euro en la coronación de la valla de Melilla con alambradas
de cuchillas. “No entendemos que venga usted a defender un presupuesto
con el cual se va a pagar la reposición de ‘concertinas’ en la valla de
Melilla que van a causar unas heridas terribles”, le dijo. Su compañero,
el eurodiputado Willy Meyer, ha denunciado ante la Comisión de la UE la
eventual aplicación de recursos comunitarios con fines inhumanos.
En el contexto del crecimiento presupuestario para “la mejora general de
las infraestructuras policiales para la inmigración”, Interior entiende
que una inversión de 60.000 euros en la compra e instalación de tres
kilómetros de alambradas de cuchillas en la valla de Melilla no afecta a
la atención a los inmigrantes. Sus planes pasan además por comprar otro
helicóptero para reforzar la vigilancia en Melilla y por instalar
alambradas más tupidas por las que los subsaharianos no puedan meter los
dedos para trepar. Estas medidas restan dinero pero permiten mantener
la partida de 400.000 euros a la Cruz Roja, que asiste a los inmigrantes
en los Centros de Internamiento Especial (CIES), cuyo nombre futuro
será Centros de Estancia Controlada de Extranjeros (CECES), y acometer
algunas mejoras.
De momento, Fernández Díaz y su delegado del Gobierno en Melilla,
Abdelmalik el Barkani, han ganado la primera batalla de las cuchillas en
el seno de su partido. La presidenta del PP melillense y senadora María
del Carmen Dueñas no ha vuelto a pronunciarse contra las alambradas y
“los peligros que entrañan para la vida de los seres humanos”. Y sus
señorías del PP derrotaron el 20-N la moción pactada por la socialista
Soledad Pérez Domínguez con todos los grupos de la oposición pidiendo la
retirada de las espirales con cuchillas. El presidente Mariano Rajoy
dijo al día siguiente que había que hacer un estudio sobre los efectos
de las concertinas.
Detalle de un rollo de alambrada con cuchillas. / F. G. G. (Efe)
Si quería saber si las cuchillas erizadas sajan y hieren gravemente la
carne de los inmigrantes africanos que esperan en el monte Gurugú,
hostigados por los gendarmes marroquíes, sólo tenía que recabar la
información del hospital de Nador, donde fueron atendidos cuatro jóvenes
de los cortes en las manos y los brazos que sufrieron al intentar
saltar la valla durante la noche del 5 de noviembre. Rajoy también podía
haber solicitado a los servicios de inteligencia que confirmaran si un
joven que murió al caer de la valla, de seis metros de alta, sufrió
cortes graves y se desangró, según informaron fuentes de las
organizaciones humanitarias. En el asalto participaron más de cien
subsaharianos, de los que 40 fueron expulsados por la policía marroquí a
la frontera desértica con Argelia.
En vez de esas informaciones, el presidente ha recibido el informe del
ministro Fernández Díaz, para quien las cuchillas “no son agresivas,
sino disuasorias” y las heridas que causan son de carácter “leve” y
“superficial”. “La concertina es una elemento pasivo de disuasión que no
es agresivo, es un elemento pasivo”, y por eso confía en que Rajoy, que
tiene su “extenso informe desde la semana pasada”, le dé una respuesta
positiva y avale sus planes. “Además, se utilizan en muchos países
europeos”, añadió el lunes mientras visitaba la dirección de la Guardia
Civil con su colega italiano.
Esas afirmaciones llevaron al diputado de ICV y portavoz adjunto de
Izquierda Plural, Joan Coscubiela, a invitarle a hacer lo de Fraga en
Palomares (Almería), cuando se metió en el agua para demostrar que no
había radiactividad de una bomba atómica perdida en el accidente de dos
aviones militares estadounidenses. “Que suba e intente saltar la valla a
ver qué tipo de marcas le quedan”, le animó Coscubiela. Desde el PSOE y
UPyD consideraron muy cínicas y absurdas las afirmaciones de Fernández
Díaz.
La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) se sumó a las ONGs que
han denunciado la disuasión cruel y cruenta de los inmigrantes que se
acumulan cerca de las vallas de Melilla y Ceuta a la espera de una
oportunidad para llegar al primer mundo. Muchos de ellos proceden de
zonas en conflicto como Malí, Libia y Siria, y podrían solicitar asilo
político. El rechazo más significativo a las concertinas, dada la
religiosidad del ministro, vino por segunda vez de la Conferencia
Episcopal, cuyo nuevo portavoz, José María Gil Tamayo, dijo: “No es
manera de afrontar el asunto; no se puede atentar contra la vida de las
personas desvalidas. Habrá que regular la inmigración, pero siempre
desde el respeto básico a la vida”.
Hasta ahora, tanto Interior como algunos jefes de filas del PP han
argumentado que el Gobierno del PSOE desplegó esas alambradas, cuando lo
cierto es que, según el último ministro socialista de Interior, Antonio
Camacho, “las encontramos puestas y las retiramos en 2007”. Entonces
las denuncias de las organizaciones humanitarias y las críticas
internacionales acabaron surtiendo efecto.
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