claro, porque la banca de hispanistán, con el "más mejor sistema bancario de la galaxia", como dijo Zapatero.. se estará merendando a la Alemania..
o será que el país está quebrado, y a pesar de los recortes brutales en los "vicios" de la "clase media" como Sanidad y Educación, la deuda ha seguido subiendo y subiendo, y el PIB hundiéndose.. y los alemanes no quieren seguir financiando el montón de corrupción, nepotismo y despilfarro que se cultiva más abajo de los Pirineos..
disfruten lo votado..
Guerra abierta entre España y Alemania por la dureza de los test de estrés de la banca
Los nuevos test de estrés de la banca europea han provocado el estallido
de un nuevo enfrentamiento entre los Gobiernos de España y Alemania.
Hasta ahora, era nuestro país quien defendía que los ejercicios fueran
duros, como los realizados aquí por Oliver Wyman el año pasado. Pero
ahora son las autoridades alemanas las que han encontrado un flanco para
contraatacar: la enorme exposición a deuda pública de la banca
española, que creen que debe ser penalizada en estos ejercicios, lo que
puede ser catastrófico para nuestro sistema financiero justo cuando
empieza a levantar cabeza.
El ministro de Economía español, Luis de Guindos, había pedido que la
dureza con que se realizó el ejercicio español que determinó la cuantía
del rescate (41.300 millones finalmente) se trasladara a los test a los
que someterá el BCE el próximo año a todas las entidades europeas que
pasarán a estar supervisadas por este organismo. Esta pretensión se
deriva de que, si hay algo de lo que puede presumir España respecto a
su reforma financiera, es la transparencia y el rigor de los test de
estrés. Por el contrario, Alemania (secundada por Francia e Italia)
prefería unos ejercicios más laxos que no saquen a la luz las vergüenzas
de sus bancos, que según todos los analistas guardan en sus balances
miles de millones en activos tóxicos (entre ellos titulizaciones
hipotecarias españolas a tipos irrisorios) que no desean que salgan a la
luz para que no se cuestione la solidez del sistema.
Sin embargo, el argumento español se ha vuelto contra nuestra banca por
su gran punto débil: la exposición a la deuda pública. Las autoridades
alemanas entienden que, si se quiere que los test sean duros, deben
serlo en todos los aspectos, incluido éste. Por eso, saltaron las
alarmas el lunes pasado, cuando el vicepresidente de la autoridad
monetaria, Vítor Constâncio, no descartó esta penalización ante los
presidentes y consejeros delegados de las grandes entidades españolas.
"La decisión se tomará en enero", les dijo, esto es, que no está
descartada esa penalización como pensaban hasta ahora.
La penalización es una petición recurrente del Bundesbank. Su
presidente, Jens Weidmann, ha advertido en diversas ocasiones sobre el
riesgo que supone este vínculo entre Gobiernos y entidades, y ha
reclamado un cambio regulatorio para que la deuda pública no esté
considerada un activo libre de riesgo. A su juicio, no debe concederse
un trato preferente a la deuda soberana en comparación con otros títulos
de deuda o créditos a empresas. Es decir, que no sólo se penalice en
los ejercicios de resistencia, sino también en el consumo de capital de
los bancos.
"La inversión en deuda reduce el crédito"
Además, el banco central germano pretende que se distinga entre la deuda
soberana de su país y la de los periféricos. Es lo que ellos denominan
"hacer valer la triple A". "No tiene sentido que se dé el mismo
tratamiento a títulos calificados como AAA que a otros que tienen un
rating de BBB, como España; estos activos no tienen el mismo riesgo
según las agencias y, por tanto, no se les puede considerar a todos de
riesgo cero por igual, sino sólo a los que tienen la máxima
calificación", es el argumento esgrimido desde Alemania.
La reclamación de Weidmann tiene raíces más profundas que una mera pelea
por los test de estrés. En su último informe mensual, el Bundesbank se
escandaliza de la estratosférica subida de las posiciones de la banca en
deuda española: 133.000 millones en dos años, hasta situarse en torno a
los 300.000 millones en la actualidad. Esto se explica por el famoso
carry trade con el que nuestras entidades están 'apañando' sus cuentas,
que consiste en tomar prestado dinero muy barato en la barra libre de
liquidez del BCE, al 0,75%, e invertirlo en deuda pública, que no
consume capital y que paga unos intereses superiores al 4%. Y el banco
central alemán culpa a esta práctica de la caída del crédito al sector
privado, ya que las entidades prefieren destinar la liquidez a esta
lucrativa actividad que trasladarla a la economía real asumiendo nuevos
riesgos cuando la morosidad está por las nubes (de hecho, es superior a
la declarada oficialmente).
Los bonos están en beneficios, pero...
Ante esta amenaza, la banca española ha reaccionado ofreciendo
argumentos al Gobierno para evitar esta penalización. El principal es
que la mayoría de los bonos españoles que tienen en cartera cotizan con
ganancias (por encima de la par) gracias a la fortísima caída de las
rentabilidades en el último año y la consiguiente reducción de la prima
de riesgo con Alemania. Es decir, no tiene sentido penalizar un activo
que está en beneficios y tratarlo como si fueran créditos morosos. Pero
la respuesta a este razonamiento es sencilla: un test de estrés es por
definición un ejercicio de simulación de un escenario peor que el actual
(escenario adverso o estresado) y ese escenario debe asumir una nueva
caída de los precios de los bonos y un aumento de las rentabilidades.
Si estos argumentos no tienen éxito y finalmente el Bubdesbank impone
sus criterios, el resultado puede ser desastroso para algunas de
nuestras entidades, que pueden ver que su envidiable posición de
solvencia actual (máxime después de que se salven los DTA, activos
fiscales diferidos) se viene abajo y necesitan captar más capital de
forma totalmente inesperada. Algunas fuentes del sector confían en que
el Ejecutivo español llegue a un pacto con el alemán para "no hacerse
daño mutuamente".
En todo caso, algunos movimientos recientes de la banca española se han
interpretado como una preparación ante esta penalización.Como ha
informado El Confidencial, esta posibilidad se puso sobre la mesa con
motivo de la venta de 5.000 millones de deuda pública (una quinta parte
de su cartera) por parte del Popular. En la reciente conferencia anual
de Banca y Seguros que organiza Merrill Lynch en Londres, los ejecutivos
de esta entidad sembraron el temor al explicar que este movimiento
obedecía a los posibles cambios tanto en el cómputo de la deuda pública a
efectos de consumo de capital –de cero a un porcentaje 'X'– como por la
amenaza de la Autoridad Bancaria Europea de endurecer el tratamiento de
la financiación procedente del BCE en los test de estrés.
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