lo típico: una hispanistaní que se cree que su coño es de oro, que se marcha con una beca de 5 meses y se queda a "vivir la aventura", a ver si puede pegar un braguetazo y retirarse..
se pasó un año trabajando en "B" y encima cobrando ayudas sociales (era muy "lista"), hasta que la pillaron y le mandaron carta de expulsión.. entonces, de repente.. se siente "estafada" (que es lo que ella llevaba haciendo un año, curiosamente) y además de repente encuentra trabajo (cuando llevaba un año buscando trabajo y tampoco encontraba nada).. casualidades, siempre casualidades,
y habrá miles de analfabetos que se creerán que fuera de hispanistán los inmigrantes van a recibir paguitas "por la cara bonita".. la anomalía es hispanistán..
disfruten lo votado..
Bélgica expulsará a 300 españoles por ser una carga para el Estado
Como muchos, salieron de España con la idea de llevar una vida mejor en
el extranjero, pero el proyecto de 300 españoles emigrados a Bélgica se
torció cuando recibieron la orden de abandonar el país por ser «una
carga» para el sistema. Los españoles fueron en el 2013 los terceros en
la lista de europeos contra quienes se cursaron más expulsiones en
Bélgica por esta causa, después de los rumanos y los búlgaros, según los
datos difundidos en enero por la Oficina de Extranjería de Bélgica.
La portavoz de la Oficina de Extranjería de Bélgica, Dominique Ernould,
explicó que bajo el concepto de «carga irracional para el sistema» se
examina caso por caso en Bélgica, y se considera carga, «cuando una
persona lleva en el paro más de un año entero, no hace gestiones para
encontrar un trabajo y se instala en un sistema de ayudas sociales».
El Estado belga, subrayó Ernould, «no puede soportar» esa presión: «Ya
con la población belga es difícil. Si además tenemos que acoger y
asimilar a una parte de la población europea, es absolutamente
imposible».
Uno de los casos de afectados por la orden de expulsión de Bélgica es el
de Fátima Donaire (Jaén, 1984), licenciada en Bellas Artes, que llegó a
Bélgica en noviembre del 2010 para hacer prácticas durante cinco meses
en un estudio de diseño gráfico, con una beca del programa Eurodisea.
Cuando la beca se terminó, Donaire relató que decidió quedarse en
Bélgica para aprender francés y buscar trabajo. A la vez, solicitó una
de las ayudas sociales que se conceden a las personas que no cuentan con
suficientes recursos y que le permitió recibir 525 euros al mes, para
pagar el alojamiento.
Durante un año la andaluza trabajó como camarera, sin que su trabajo
fuese declarado a la Seguridad Social y percibiendo aún la ayuda social,
hasta que recibió una carta con la orden de que en 30 días tenía que
abandonar el país por ser una carga para el sistema.
Incremento
En Bélgica las expulsiones de europeos han pasado de unas 300 en el 2010
a superar las 2.000 en el 2012, desde que las autoridades belgas cruzan
datos de distintos organismos. «Esto ha permitido descubrir que muchos
europeos abusan del sistema. Hemos visto que estábamos poniendo el dedo
en la llaga: es un sistema que no estaba funcionando», explicó Ernould.
La jienense Donaire señala que recibió un «trato despectivo» en el
ayuntamiento adonde acudió al recibir la carta y donde se le retiró la
tarjeta de identidad belga. A través de un abogado, presentó pruebas de
que durante toda su estancia no dejó de buscar trabajo, y de que además
había hecho un curso para convertirse en animadora infantil en escuelas.
Gracias a eso y, sobre todo, a encontrar trabajo en junio pasado en una
escuela pública de Ixelles (en Bruselas), evitó la expulsión.
«Me siento estafada, siento que nos han contado una mentira enorme con
lo de Europa, cuando no es verdad, y estamos todos engañados. Hasta que
no te pasa una cosa de este tipo no lo sabes», dijo.
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