20140222

Soluciona – INMIGRACIÓN MASIVA: LA GRAN CATÁSTROFE

Soluciona – INMIGRACIÓN MASIVA: LA GRAN CATÁSTROFE



La inmigración masiva no es una oportunidad para España. Es una catástrofe, una gran catástrofe: identitaria, securitaria, escolar, administrativa, sanitaria, económica, social, presupuestaria, medioambiental, política, diplomática, demográfica. Es también una catástrofe para las libertades. Es tiempo de exponer los hechos en toda su realidad, es decir en toda su brutalidad. Sin odio, claro, pero también sin rodeos, ni hipocresías, ni tampoco concesiones a las conveniencias del “pensamiento correcto”.

-Catástrofe identitaria: Muchos españoles de origen europeo se sienten extranjeros en su propio país. En algunos barrios se han convertido en una minoría oprimida. Unas costumbres extranjeras: velo islámico, chilabas, boubous (túnicas africanas) les son impuestos en el espacio público. Unas reglas alimentarias musulmanas se implantan en sus mataderos y se imponen en sus platos. Los paisajes urbanos son transformados por la edificación de mezquitas, que son la expresión de una toma de control simbólico del territorio español. Los programas escolares y su aplicación son “adaptados” según las exigencias de las minorías llegadas de fuera. Los principios constitucionales son pisoteados. España se está convirtiendo en multicultural y por lo tanto en multiconflictiva.

-Catástrofe securitaria: Desde un punto de vista estricto de los hechos, es incontestable que la gran mayoría de los traficantes de droga son negros o árabes. Las violencias cometidas contra las mujeres, las agresiones en las escuelas, todo eso está concentrado en los barrios de la inmigración y las periferias que están en contacto con estos. La explosión de la delincuencia desde los años 90 del siglo pasado está en relación directa con la progresión de la inmigración. En las cárceles, cerca de las dos terceras partes de las personas detenidas no son españoles de origen europeo. Más de la mitad de los presos son musulmanes. Muchos barrios se han transformado en “zonas fuera de la ley”.

-Catástrofe para las libertades: La subida de la inseguridad ligada a la inmigración limita en los hechos la libertad de ir y de venir, la libertad de los ciudadanos honrados de circular libremente y en seguridad por nuestras calles o en los medios de transporte públicos. La lucha contra la inseguridad no se ha centrado en sus verdaderas causas pero en cambio ha generado una multiplicación de leyes de seguridad potencialmente peligrosas para las libertades: inflación del número de incriminaciones penales, extensión de los plazos de detención preventiva, subida de la vídeovigilancia, desarrollo de la seguridad privada. Con la finalidad de imponer una política migratoria insensata, los gobiernos sucesivos han hecho votar unas leyes liberticidas, que son un ataque a la libertad de expresión y una verdadera regresión civilizacional.

-Catástrofe escolar: Las reformas pedagógicas y la misma concepción del sistema escolar han desembocado en una degradación de la adquisición de los conocimientos por los alumnos. Este fenómeno es amplificado por la heterogeneidad creciente de las aulas en razón de una inmigración que acentúa las diferencias entre alumnos, ya se trate de las capacidades cognitivas, del dominio de la lengua española y de la aceptación del contenido de los programas. Debido a que los docentes principiantes son dirigidos hacia los barrios de mayor inmigración en sus primeros años de ejercicio, se aprecia una baja de las vocaciones en el sector. Los maestros y profesores veteranos también están cada día más desanimados por el clima de indisciplina y la falta de autoridad de la que se les dota frente a un alumnado cada vez más agresivo. Este conjunto de hechos se traduce en que en los tests internacionales PISA, los resultados de los alumnos españoles son cada vez más bajos comparados con los de los países vecinos. En el otro extremo, es Finlandia, el país europeo más homogéneo étnicamente, que obtiene los mejores resultados internacionales.

-Catástrofe administrativa: Algunos inmigrantes traen consigo unas prácticas fraudulentas juzgadas normales en sus países de origen: falsas declaraciones, corrupción activa de funcionarios o amenazas. Los funcionarios de Policía, de las administraciones públicas, de los servicios del permiso de conducir, los agentes de los servicios sociales y también los docentes se ven expuestos a estos comportamientos.

-Catástrofe para la salud pública: Teniendo en cuenta las dificultades presupuestarias que lo afectan y el alargamiento de la esperanza de vida, el sistema sanitario español está al borde de la quiebra financiera. La inmigración trae desequilibrios suplementarios: un creciente número de beneficiarios no cotizantes, el turismo sanitario, la aparición de enfermedades raras o erradicadas, enfermedades tropicales y la tuberculosis muy frecuente en las zonas con alta inmigración africana. La misma organización de los servicios de urgencia se ve perturbada por comportamientos compulsivos, incluso agresivos, de personas que no respetan las normas y las reglas de los establecimientos hospitalarios. Este aumento de demanda sanitaria, al no haber sido ni anticipado ni financiada lleva a los hospitales a contratar a médicos extranjeros muchas veces de baja cualificación.

-Catástrofe para el empleo: El paro sobrepasa el umbral del 25% de la población activa, el 30% si contamos el paro parcial. Esta es una causa mayor del malestar social y del déficit presupuestario. La inmigración no es la única culpable pero amplifica el fenómeno. La tasa de paro de los extranjeros magrebíes y africanos es el doble de la tasa española. La tasa de paro de los jóvenes provenientes de la inmigración magrebí y africana es también el doble que la de los jóvenes españoles de origen europeo. Conocemos el estribillo mil veces repetido: “Los extranjeros vienen a hacer los trabajos que los españoles no quieren hacer”. Para ser más exactos, deberíamos añadir: “…y que los extranjeros ya instalados y los inmigrantes de segunda generación tampoco quieren hacer”. Los inmigrantes que entran hoy en España mantienen en el paro a los extranjeros ya presentes, y además son los padres de los parados de mañana.

-Catástrofe para los salarios: Por efecto de la continuación incesante de la inmigración, los salarios bajan en muchos sectores y oficios: obreros de la construcción y las obras públicas, empleados de la hostelería o de los servicios de ayuda a las personas, artesanos, pero también técnicos e ingenieros, sobre todo en informática, se ven afectados. Los jóvenes que entran en el mercado laboral son las primeras víctimas de este fenómeno. La apertura de las fronteras ofrece un inmensa reserva de mano de obra a las sociedades industriales capitalistas mientras que el estado del bienestar garantiza a todos unos ingresos mínimos. De ahí el desarrollo simultáneo del paro, la baja de los salarios y la subida de los déficits.

-Catástrofe presupuestaria: En un país de subempleo, la inmigración es un lastre económico: toda entrada de personas suplementarias en el territorio acrecienta las cargas sociales y los costes generales de la nación, sin las partidas correspondientes. Se calcula en unos 10 mil millones de euros el coste anual relacionado con la entrada de miles de nuevos inmigrantes en España cada año (viviendas, hospitales, escuelas, transportes, prisiones, ayudas y prestaciones sociales de todo tipo). Los que sostienen, a contramano de todo sentido común y contra los mismos datos, que la inmigración mejora las cuentas generales del Estado se olvidan de dos cosas: que no es correcto comparar una población inmigrada joven con una población española de más edad, ya que ésta última cuenta entre sus filas a muchos inmigrantes mayores nacionalizados, y que una parte de los salarios y de las ayudas sociales percibidas por la inmigración se va, en forma de remesas, hacia los países de origen (7268 millones de euros este año), lo que agrava el déficit de la balanza de pagos española.

-Catástrofe medioambiental: La inmigración masiva lleva a la desestructuración de los espacios urbanos, provoca el llamado white flight (éxodo de las personas autóctonas de las zonas urbanas que sufren un alto índice de inmigración de poblaciones extranjeras) y amplía la crisis de la vivienda. Resultado: la urbanización del suelo se acelera y se destruye el paísaje. Además la gestión de los residuos en los barrios de la inmigración causa problemas medioambientales graves.

-Catástrofe en los transportes: En 30 años, la situación en los transportes públicos de las grandes ciudades se ha degradado profundamente. En primer lugar, porque las redes de transporte deben desplazar más pasajeros sin disponer de más presupuesto. Después, porque los comportamientos irresponsables, los actos de vandalismo y las agresiones, particularmente frecuentes en las líneas que llevan a los barrios de la inmigración, tienen repercusión en todo el conjunto de las redes tanto ferroviarias como de autobuses urbanos, lo que genera retrasos e inconvenientes de todo tipo. A eso hay que añadir las continuas degradaciones de las unidades de transporte. Los robos de cobre y otros metales, cometidos por mafias llegadas de fuera (muchas veces rumanos) son una causa adicional de perturbaciones.

-Catástrofe política: Según la constitución española, “la soberanía pertenece al pueblo”, y “la ley es la expresión de la voluntad general”. Pues bien, para que un grupo humano sea un pueblo, debe compartir unos valores, unas costumbres y unos comportamientos comunes. Eso supone la asimilación. El comunitarismo étnico y religioso se opone a eso. las minorías venden sus votos y eso conduce a los alcaldes a “cortejar” el islam y los grandes partidos fundan su estrategía electoral sobre el reemplazo de las clases populares españolas por las minorías extranjeras.

-Catástrofe para la soberanía española: A la larga, nuestras opciones de política extranjera corren le peligro de ser tomadas en razón de las reacciones eventuales de las minorías arabomusulmanas o islamizadas que se encuentran en nuestro país. Estas ya son el objeto de espectaculares operaciones de influencia de parte de los Emiratos Árabes Unidos y de Qatar, sin contar la financiación de mezquitas por Arabia Saudita, Marruecos e Irán, principalmente.

-Catástrofe demográfica: A medio y largo plazo, asistiremos a una substitución de población. Es ya el caso en Cataluña, donde casi un tercio de la población procede de fuera de Europa, por lo que no es descabellada la perspectiva de un gran reemplazo étnico y cultural. Este lento genocidio tiene dos causas: la llegada masiva de poblaciones extranjeras muy fecundas, y también de la baja dramática de la natalidad de los españoles europeos que se enfrentan a grandes dificultades para conseguir trabajo, vivienda y escuelas adecuadas para sus hijos. La excesiva natalidad extranjera y la inmigración, con los problemas y tensiones que aportan, son causas de la caída de la natalidad española. La catástrofe demográfica es evidentemente la más grave ya que es potencialmente irreversible.

Ciertamente, el conjunto de las dificultades españolas no puede ser reducido a la inmigración. La crisis existencial del pueblo español es la mayor causa de la decadencia de España como nación. Pero sería vano encarar –por ceguera, pereza intelectual, cobardía moral, oportunismo mediático o cinismo político- cualquier propuesta para salir de esta crisis econónica, social, política y moral sin que sea abordada la cuestión de la inmigración. Por una simple razón: atreverse a enfrentarse al problema de la inmigración es la primera etapa de la recuperación, ya que es el tabú más fuerte que hay que romper: el de la mala conciencia y del arrepentimiento.

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